Cuando el pasado jueves, 24 de septiembre, el papa Francisco entró en la Catedral de San Patricio, la imagen que contempló fue muy diferente a la que millones de fieles y turistas han visto durante las últimas décadas. La catedral, sede de la archidiócesis de Nueva York y el mayor templo católico de Estados Unidos, ha sufrido durante los últimos tres años una profunda restauración.

Desde las torres que alcanzan 100 metros de altura hasta sus cimientos a 600 metros de profundidad. Las imponentes puertas de bronce que franquean la entrada a la catedral desde la Quinta Avenida, vidrieras, mosaicos, bancos, mármoles, todo ha sido limpiado y restaurado en profundidad.

Restauración muy costosa

El proyecto de restauración comenzó hace nueve años, en el 2006. En un principio, era mucho más modesto, pero cuando Timothy Dolan fue nombrado Arzobispo de Nueva York, transformó el proyecto y lo amplió.

El alto coste de restauración (175 millones de dólares) ha provocado numerosas críticas. La propia diócesis neoyorquina está atravesando una grave crisis económica  y se ha visto obligada a cerrar parroquias, colegios y otros servicios que la comunidad católica ofrecía a la ciudad. El cardenal Dolan, ha respondido a dichas críticas asegurando que la restauración era necesaria, ya que numerosos elementos arquitectónicos se encontraban en grave estado y corrían el riesgo de desprenderse. Alrededor de la mitad del presupuesto procede de donaciones.

La catedral de San Patricio fue diseñada por el arquitecto James Renwick Jr. y comenzó su construcción en 1858. Fue consagrada en 1879. La catedral ocupa una manzana entera de la avenida más importante de la Gran Manzana, la Quinta.

Saint Patrick Cathedral recibe cada año a cinco millones de turistas. Fue declarada Monumento Nacional en 1976.

Imágenes: saintpatrickscathedral.org