En el distrito neoyorquino de Brooklyn existe una casita cuya decoración exterior es bastante singular. Se conoce como la «Casa de los mosaicos«.
Todo comenzó el 11 de septiembre de 2001, cuando Susan Gardner, al igual que millones de neoyorquinos, se encontraba en un estado profundo de shock tras los ataques terroristas contra las Torres Gemelas del World Trade Center.
Gardner, pintora y profesora de arte, sin saber muy bien porque, comenzó a pegar pequeños objetos a modo de mosaico en el costado de su casa situada en el nº 108 de la calle Wyckoff, en Brooklyn, como una forma de escape a tanta sinrazón.
Un mosaico de flores
Creo un mosaico de flores usando pequeños fragmentos de tazas de café y cuentas de collares. A aquel solitario mosaico, de 120 centímetros de anchura, le siguieron muchos otros.
Muy pronto, la gente comenzó a detenerse ante la vivienda y a traer pequeños objetos y abalorios.
De esta forma, los últimos 19 años. Gardner ha seguido creando nuevos mosaicos siempre que la climatología se lo permite. La temperatura debe estar por encima de 18º Celsius ya que por debajo de ellos la masilla que utiliza para pegar los elementos se vuelve demasiado espesa y no se adhieren correctamente.
«Madre Tierra»
Una de sus últimas creaciones es la escultura «Madre Tierra», situada en la parte delantera de la casa justo detrás de la verja.
La figura, sentada en un trono verde, luce una corona de globos y acuna a un niño; Peces de juguete de plástico nadan sobre sus pies en una piscina de cemento de color azul.
«Es una manera de hablar con los niños«, dice Gardner. «Mira, ella tiene un bebé … ese es Baby Earth, ese eres tú. ¡Es mejor que cuides bien a tu madre!»
Una vivienda centenaria
Cuando se construyó esta casa, hace más de 100 años, todo el terreno que la rodeaba eran campos de cultivo.
Gardner y su esposo por aquel entonces compraron la casa recién casados, en 1969, hace más de 50 años.
Reportaje dedicado a Susan Gardner y la «casa de los mosaicos»